Muchas veces nos rompemos la cabeza (yo especialmente) en querer tener más y más cosas y nos olvidamos de esas pequeñas cosas que también nos hacen disfrutar un poquito de este "mundo feliz", esas pequeñas cosas que diariamente dejamos aparcadas, por todo ello yo os aconsejo y también me aconsejo a mi, que invoquemos al espíritu del vino y nos olvidemos del maligno espíritu del champagne.
Quien sabe no habla, quien habla no sabe.
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